De playa, na que na...

Suele pasar que salir de santiago a encerrarse a otra parte del país puede tener una connotación más que aceptable si se piensa que ese encierro se ve amenizada por el olor a playa y uno que otro olor mas marino que humano.
La ida a la playa incluía ir con una gran patota de ex-compañeros, pero al final fuimos los que fuimos. Es ahí es cuando te cagaí de la risa por acordarte de los cliches de la graduación: ¡Ninguna zorra nos va a separar!
Estos años de amistad son intransables.
Nos tenemos que juntar todos los meses.
No nos podemos olvidar de estos años de estudios y hueveo así noma.
Y así recuerdo el atado de mentiras en que caemos con gran facilidad, pero siempre hay esos que tratan de cumplir lo que se dice. Y esos estábamos disfrutando de la playa y el mar.
Sinceramente, no siempre fuimos a la playa. Habian días en que la caña era tan grande que lo mejor era comer lo mismo de siempre (Arroz con algo) e irse a la cama a descansar. Como legitimas vacaciones que son.
También nos nutrimos de la cultura del pool en un boliche de mala muerte y escuchando música mala. De ahí en más, todo fue cargar pilas por el futuro. Futuro cercano que esta en la región metropolitana aguantando a regañadientes a la gente que no tiene vacaciones. ¿Cómo adivinar? No lo sé…todo es en base a suposiciones.