Cuando las cosas no pasan

El jueves pasado, 25 de octubre, me llamaron temprano a Concepción. Mi abuela había muerto ese día luego de estar un par de días en el hospital. La noticia me golpeó mucho, a pesar de que uno muchas veces piensa estar preparado. Al final nada sirve de esa preparación. Nada.
Para que se entienda cuanto me afecta esto, porque muchas veces decir que murió la abuela se ve como algo que tiene que pasar y no afecta tanto. En mi caso yo vivía con mi abuelita desde que llegué a vivir a Santiago. Fui testigo de sus enfermedades que le fueron quitando las energías, pero no así las ganas de vivir. Aguantó harto mi Viejita.
Ahora descansa.
Y recien una semana despues puedo tener el mpoco de ganas de escribir. Y sorry al mundo si es que no ando con muchas ganas de hacer las cosas en este último tiempo, pero así es la cosa.
A veces se piensa que los duelos son anticuados, pero yo creo que son de respetar si se llevan internamente y si a veces nos negamos, mala cuea. Es mi forma de llevar el duelo.
Eso, gracias por el apoyo pa los que sabían y a los que no, también.