Nubarrón

Siempre el verano me termina sobrando. Me empieza la sensación de haber descansado mucho, de estar flojeando demasiado y produciendo poco. Más allá de consumir mucha música y ser un ente familiar, creo que ya ha sido mucho por hoy.

Ahora, cuando estoy a punto de una vez por todas gastar la plata que logré con el trabajo garzondeeventosenespacioriesco. Aún no decido si escaparme a la playa, el sur o reventarme en drogas acá en Santiago.

Aún así, sin trabajo estoy, porque nadie necesita garzones en verano. Pero sí se necesitan hermanos que le cocinen a sus hermanas. Es algo sin remuneración liquida, algo más bien sentimental entre grandes comillas.

Sin embargo, debo agradecer al verano que siempre deja cosas buenas de enseñanza. No es que haya apendido a cómo sacar un balde con agua limpia del río Mapocho, pero sí a cocinar uno que otro bocado sencillo. A mis fideos con salsa pobre que tanto aprecio les tengo, se agregan el pollo al jugo, la cazuela y los porotos granados a los platos que este universitario le puede preparar en una mañana de ocio.

Saludos. Y Vualá.

PD: Pensaba dejar una foto de mis porotos granados listos, pero para qué los voy a dejar con hambre. Se ven deliciosos. Sis!