él, el sobrio

Faltan 6 minutos para las 4 y media de la mañana. Vengo llegando del carrete de día sabado, un cumpleaños de un loco curso menor que yo, de segundo. Todo bien, buena onda haber llegado de paracaidista y sentirse así en la fiesta, la intención era esa.
Sin embargo, de las cinco horas que estuve allí me entretuve dos. Las fiestas no son mi fuerte o al menos no así. Acaso era por la juventud que estos chicos representaban frente a mis próximos 21 años (el cumpleañero cumplía 19!).
Aunque participo de las fiestas no ando con ganas de integrarme a ellas. No estoy tomando mucho. Unos vasos de cerveza o vino, nada destructivo, estoy respetando mi higado. Sin embargo eso te da otro tinte en las festividades: el sobrio.
Bailo, no bien pero a veces lo trato. Pero hoy no tenía sintonía con los chiquillos jovenes sexuados. Porque parafraseando a mi mejor amiga de acá, "la juventud ahora es más sexual". Y me consta al ver a mis hermanas o la tele. Si es bueno o malo, el sexo no es malo, por ahí se puede encontrar una respuesta.
Como sea, ahora dormiré y la próxima vez que vea al público de la fiesta, seguramente dirán ahí está el funao. Yo no me lo busqué, es que la fiesta no es para mí. Será poh.