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Eran los mejores días cuando en la Universidad las movilizaciones se efectuaban en los momentos justos. No nos mintamos, las vacaciones de abril/mayo eran una característica regular y casi curricular de algunas carreras acá en la Universidad de Concepción. La única realidad de la que puedo hablar, aunque me imagino que en otros lados deben andar por ahí. Un panorama parecido.

Ahora la razón le ganó a la fuerza. Un poco. O más bien el individualismo, que también es una opción más que fuerte.

Los estudiantes cambian. Los que eran noveles en las aulas universitarias tenían(tienen(?)) una energía que cuando los miras a los ojos tiendes a creer que las cosas pueden cambiar. Ellos lo creen, se contagía, muchos lo creen y ahí estamos. Manifestándonos en un modo que con los años, dejas de compartir.

Ahora me confieso un ex manifestante. Se empieza a oler el neumático quemado en la U y no me agrada. No siento que sea la forma, no creo que haya fondo. No creo que las cosas puedan cambiar, de ese modo. Hoy la gracia es buscar el modo de llamar la atención, de construir, de manifestar las propuestas y cambios. Estamos en eso, al parecer. Cuando encuentre el modo, los llamo. O les dejo un mensaje en alguna plataforma. Y les hago un video con música reconocida.